
Todos habréis recibido ya los infográficos con los consejos principales para no perder la cordura y mantener la salud en este período de cuarentena. Fijar horarios, hacer algo de ejercicio, descansar bien, compartir las tareas… todos sabéis ya lo que hay que hacer.
Desde Capitol School queremos ayudaros yendo un poco más allá de lo esencial y teniendo en cuenta que dependiendo de la edad, vuestros hijos van a requerir un tipo de atención u otra. El día tiene 24 horas y hay que mirar de cubrirlas pensando en guardar fuerzas para poder llegar al final de estas semanas de confinamiento.
Los niños de 9 a 12 años tienen una mente muy inquieta a la que hay que nutrir a distintos niveles. También son los que más riesgo tienen de ser ignorados, puesto que no son tan pequeños como para estar encima de ellos constantemente, pero tampoco son tan mayores como para dejarlos sin supervisión durante mucho tiempo.
Las tareas de casa
Este es un momento perfecto para darles más responsabilidad. Los niños de esta edad pueden :
- fregar los platos
- poner y quitar la mesa
- limpiar el polvo
- barrer el suelo
- hacer la cama
- ayudar a tender la ropa
- ayudar a limpiar a fondo (cocina, baños) con supervisión
Si alguno se os resiste, siempre podéis explicarle la situación: ‘normalmente de esto no te encargas porque estás en tu trabajo, que es ir a la escuela. Como ahora no estás yendo a la escuela, lo puedes hacer’.
Hacer tareas de casa es altamente recomendable a cualquier edad porque les enseña un montón de cosas: disciplina, concentración en una tarea de principio a fin, trabajo enfocado a resultados (que quede todo limpio, que la ropa huela bien, que podamos volver a usar los platos para la cena…), sentimiento de pertenencia a un equipo, propósito de vida, orgullo y satisfacción por lo logrado (de lo cual los demás, no sólo yo, también se pueden beneficiar).
Quedar con los amigos
Muchos padres no le dan la importancia necesaria a este aspecto. Aunque nos parezca que son muy independientes ya y que no necesitan nada más que de su familia, ya han desarrollado relaciones de amistad con sus compañeros del colegio/extraescolares, y tras días de no tener contacto pueden sentirse inquietos, con sentimiento de insatisfacción o de no conseguir pasarlo bien con nada.
Para remediarlo, os sugerimos que probéis a hacer videollamadas o videoconferencias programadas (a una hora en concreto y con una duración determinada) al menos cada 2 días, para que socialicen y puedan contar a los demás cómo se sienten, qué han hecho, qué pensamientos pasan por su cabeza que son similares a los de sus compañeros.
Tenéis a vuestra disposición FaceTime, Skype o Messenger en el móvil. En el ordenador, os recomendamos Zoom, que tiene un límite de 40 minutos gratuitos para hacer reuniones con una o más personas y es muy fácil de usar.
Sacad un rato para hacer el bobo
Es importante encontrar un momento con ellos para hacer el tonto, para bromear y romper la compostura un poco. Para ello, los juegos pueden ayudar:
- guerra de cojines
- concursos varios (quien puede llevar una manzana en la cabeza de la cocina a la habitación sin que se caiga, quién gana a hacer abdominales en 30 segundos, quien puede meter cosas con los pies en una caja, carrera de obstáculos…)
- juegos de palabras (palabras encadenadas, hablar sin una vocal), taboo (no poder decir una palabra), cualquier juego de mímica
Es vital, por eso, establecer estas actividades justo antes de que tengan que ducharse y después poner la mesa para la cena, puesto que eso los estimulará pero también los dejará tranquilos para cenar e irnos a la cama felices.
Problemas de actitud, castigos y mal ambiente
Es normal que tengamos momentos tensos en los que no quieran hacer lo que les toca, se rebelen contra el orden impuesto o intenten meterse en el espacio personal de los padres. Lo más útil en estos casos es la prevención. Si os aseguráis de mantener un nivel de excitación bajo y un nivel de disfrute tranquilo pero constante, además de haber fijado claramente los tiempos y límites personales de las actividades y el espacio de toda la familia, es poco probable que estos ‘reventones’ duren mucho.
En caso de que necesitarais corregir la situación, os animamos a :
- en primer lugar, mantener la calma. El adulto eres tú y eres tú quien tiene la responsabilidad de cambiar la situación.
- a la hora de asignar castigos, lo más eficaz es darle tiempo a reflexionar. Envíalo a su cuarto sin distracciones hasta que se tranquilice diciéndole por qué lo estás castigando y cuánto tiempo le vas a dar para que lo piense, se calme y esté dispuesto a aceptar lo que ha hecho o lo que tiene que cambiar.
- En caso de que sea necesario, juzga cómo tienes que cambiar tú o cambiar la forma de hacer las cosas en ese momento pero no hables del tema hasta que haya cambiado su actitud y en cualquier caso no cambies nada para ese día. Es decir, aunque la queja tenía fundamento, como no ha sabido expresarlo de forma constructiva no podemos recompensarle de forma inmediata.
- justo después de que cambie de actitud, vuelve a la atmósfera agradable que teníais antes y no vuelvas a mencionar el tema, ni dejes que lo mencione tu hijo/a.
- recuerda que estos momentos de tensión son ‘oro’ en tus manos, como diríamos en inglés ‘teachable moments’ (momentos para enseñar), con los que puedes imbuir a tu hijo/a de valores que le sirvan en un futuro.
Esperamos que al menos uno de los puntos mencionados en este blog os sean de utilidad. Deseamos estéis todos bien y podáis aprovechar esta ocasión para solidificar los nexos familiares.
Jennifer R. Justel
Fundadora Capitol School